Biomasa: ¿una alternativa para el futuro?

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En un mundo en el que la búsqueda de alternativas para producir energía es una preocupación, la biomasa abre el panorama de los biocombustibles. Con el paso del tiempo y el crecimiento de la población, ha sido más complicado abastecerse de recursos energéticos. Sin embargo, la aparición de la biomasa como una opción para generar energía comienza a llamar la atención de las industrias.

Desde el inicio de esta necesidad, se buscó obtener energía por medio de la agricultura, por lo que surgieron sus primeros usos, como el carbón vegetal. Sin embargo, conforme la humanidad crecía, los espacios cultivables fueron siendo menores debido a la necesidad de expansión de sitios habitables. Así, la energía de origen vegetal dejó de ser una alternativa viable, orillando al ser humano a reemplazarla por combustibles minerales.

Biomasa

La biomasa ya es una fuente de energía en varios países, sobre todo los más avanzados en tecnología e industria. Brasil, por ejemplo, ya comienza a utilizar la biomasa resultante del cultivo de caña de azúcar, mientras que en Europa ya ha sido adoptada por Francia, Suecia y España.

Según el Consejo Mundial de Energía, en 2013 la biomasa logró suministrar 50 extra joules, es decir, el 10% de la energía primaria en el mundo. Con base en esto, para 2050 se estima un potencial de 1500 extra joules de dicho material.

Las anteriores son cifras muy positivas sin embargo esto implica factores como el consumo de agua y otros insumos, que indican que la biomasa solo podría contribuir con un 25% de la energía primaria para ese entonces. Además, en países industrializados, la biomasa logra suministrar solo un 3% de la energía, sin contar que, aunque produce gases de gran calidad, su uso sigue siendo limitado.

La biomasa tiene la capacidad de producir desde calor y electricidad, hasta biogás, bioetanol y biodiésel. Esto quiere decir que es un recurso mucho más rentable de lo que parece y varios países ya están sacando el debido provecho de ello. Otra ventaja de la biomasa, es que es posible tratarla en distintos tipos de máquinas, desde las más rudimentarias, hasta las más modernas.

Brasil, por ejemplo, se ha colocado como el primer productor de bioetanol en el mundo gracias a la biomasa resultante del cultivo de caña de azúcar. Por su parte, algunos países europeos ya comienzan a desarrollar políticas para impulsar el uso de bioenergéticos como parte de una visión a corto y mediano plazo.

En México, la biomasa aporta más del 4% de la energía primaria, siendo la madera forestal el principal insumo. Aunque cerca del 66% es destinado al uso doméstico, el potencial de la biomasa aún no ha sido cuantificado en valor por cada sector.

Lo anterior significa que, si bien la biomasa está demostrando ser una alternativa totalmente rentable para generar energía de forma ecológica efectiva, en nuestro país aún hacen falta esfuerzos suficientes para integrar opciones sustentables como parte de la generación de energía en un plan a mediano plazo.

Por su parte, la biomasa representaría una gran opción para empresas, no solamente agrícolas, sino todas las que generan desechos orgánicos en sus procesos. También podrá ser una alternativa para las que buscan mejores formas de inversión y consumo de energía eléctrica en su industria.

Con base en lo anterior, podemos decir que sin duda alguna, la biomasa es una opción viable como una fuente de energía en México y un tema al que las industrias deben volcar interés y esfuerzos.

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